Santiago 19 de Septiembre de 2011.
Estimada Amiga y Compañera; Sin duda tu partida ha sido una de las más inesperadas por todos nosotros. Estamos aún algo choqueados y nos cuesta comprender todavía tu ausencia, ya que nadie de la directiva estaba preparado para decirte adiós. Sabemos que es difícil, pero nos queda el consuelo que cumpliste a cabalidad los designios de nuestro señor. Dejaste la vara muy alta y será difícil encontrar a una persona tan dedicada y servicial por los demás. Siempre preocupada del que necesitara tu ayuda amiga, sin distinción de condiciones. Estos días la gente se volcó en multitud para despedirte. Nos emocionó el amor y testimonios que nos daban de tu persona. Con eso confirmamos fehacientemente que tu entrega era de corazón y que nunca buscaste nada a cambio, sólo la alegría del deber cumplido que era tu mayor regocijo.
Sabemos que el tiempo
curara las heridas que tu partida dejo en nuestros corazones, pero de ninguna
manera te olvidaremos porque servidores públicos como tú lo hay pocos. Nos
dejas una enseñanza muy valiosa; debemos vivir el día a día entregándonos por
los demás ya que esa es la garantía de una verdadera felicidad. Donde el amor
es lo único que nos hace ser verdaderos seres humanos donde todos somos
hermanos que venimos del mismo Dios creador, sin importar la religión que
profesemos.
Gracias
amiga y compañera por haber sido como eras, nos diste una lección de vida. Te
decimos hasta pronto, porque sabemos que nos encontraremos en la casa del
señor.
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